Wednesday, May 30, 2007

Drugs

Ellos estaban juntos en medio de todo. Se comprendían en el silencio y convivían con la ensordecedora capacidad de las palabras impronunciables. Las confesiones que surgían como marca de sus pasos perdidos los unía en rituales que nadie fuera de ellos dos podía comprender. La voluntad se escondía en un rincón de sus corazones para dar paso a alucinaciones de múltiples colores, formas y sonidos que invadían sus mentes. La adicción era suprema, alcanzaba su máxima empatía cuando se encontraba entre ellos dos. En medio de esos paraísos bizarros, ellos comprendían el lenguaje de sus secretos, el lenguaje de la intimidad que renuncia a escapar y desea hacerse manifiesta. Fueron descubiertos molestando a los dioses de la perdición y entonces se tomaron las manos para sellar el pacto del abandono. Querían olvidar las llaves de esa puerta oscura que abría paso a los abismos cada vez más profundos en donde ellos se internaban. Ella se fue. Desapareció un tiempo de su vida, dejando un dolor de ausencia que consumía las horas y parecía hacerse más pesado con el paso del tiempo. Sin embargo, la esperanza del ser se hizo carne y volvió el amor a su vida. Se sentía completo. Verla sin tormentos ni señales de pasado sufrimiento le entregó sonrisas a la superficie de sus labios. Volvieron los dos a armar un castillo de sentimientos y sensaciones, amándose sin miedos ni dudas. No obstante, el veneno de aquello que no se había perdido regresó en un momento. La inyección letal de la sustancia escandalosa y de nombre sepulcral anunció su aparición arrastrando los restos de esos breves momentos de tranquilidad. Cambiar el espíritu no hizo la diferencia. Ahora, alejados en cuerpo y mente el uno del otro, solamente esperan que la salida desdibujada se haga presente en frente de sus ojos. No es el fin de todo, pero parece ser el terrible espanto de la soledad cobijando nuevamente sus vidas. Ambas.

Este escrito está inspirado y lo dedico a EP, alguien que en este momento aún está en el borde de la puerta. No saltes.

(Acompañamiento:
30 seconds to mars - A modern myth)

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