Quedaron cinco rosas. Una blanca, una roja, una rosada, una azul y una violeta. Quedó una cortada en la palma de una mano suave. Un hilo de sangre marcando una línea que antes no existía. Quedó una llamada telefónica. Un tono bonito recordando una fecha. Quedó la ausencia de un beso, de una palabra. Ambos pedazos jugando a esconderse de ellos mismos. Quedó el humo de un cigarrillo. Una enseñanza ridícula, absurda, incontenible y en un punto necesaria. Quedó una canción llena de ternura. Una voz colándose por los poros de una piel que reclama tu presencia. Quedó el dolor de algo que no se comprende. La imagen certera de tu cabeza perdiendo el norte de nuestra efigie. Quedó la efímera complejidad de eso que no hemos dicho. La melodía disonante de una espera mutua. Quedó la preocupación de un instante. La angustia de no saberte cerca ni lejos, simplemente no saber de ti. Quedó una pesadilla compleja. La agonía constante de creer que algo extraño pasa contigo, algo más extraño que tú y yo. Quedó la duda de no verte. La insoportable idea de imaginar que no quieres hablar más. Quedó la sonrisa que amanece sincera. Naciendo de un sueño hermoso en el que curiosamente no te dejaste ver triste. Quedó la huella de mis manos invadiendo una parte de ti. El vívido recuerdo de aquella conquista de un territorio herido. Quedó el encanto de la inocencia desbordada. La caricia angelical nacida desde adentro, manifestada sin miedo ni prevenciones. Quedó la libertad de las sensaciones. Tus rasgos escritos en el mapa de mi cerebro, en el centro de mi alma. Quedó una ligera nostalgia por aquello que habría podido ser. Y la felicidad de saber que aún puede ser. Quedaron mis sentimientos intactos. Y ya estoy lista para todo. Tú ahora estás más adentro de mi vida.
(Acompañamiento:
Coldplay - Green eyes)
Coldplay - Green eyes)
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