He oído voces devotas,
infernales y a la vez divinas.
Sus dueños están salpicados
de sueños y oraciones.
Van poco a poco desvaneciéndose
entre los secretos ocultos de la tierra.
Tal vez pudieran aclararse
pensamientos inútiles con un latido,
tan sólo un latido proveniente
de esos labios de cristal multiforme.
Veo como no pueden ser articuladas
más palabras inocentes
en ese castillo de obras funestas.
Una fría mano se desliza a través
del tiempo que nos separa,
me obliga a respirar
con tus pulmones para no extinguirme.
También he visto ojos pacientes
que lloran y sonríen.
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