Thursday, February 16, 2006

Multitud

Adoro mi soledad. El sonido pacífico de las aves encima de los árboles, de los frondosos árboles. El contraste mágico entre el pasto y mis zapatos, el sonido de mis pies presionando el terreno. La dirección del viento, me encanta sentirme libre en él. El color de mi cabello, que contiene tonos cafés, rojizos, rubios y también una cana. Amo su brillo fulminante, su olor y también su forma. Me pregunto si al igual que las ramas todas las cosas se dirigen hacia un mismo estado, si todos queremos llegar ahí por todos nuestros caminos. El silencio se ve perturbado por risas que insultan la finura del espacio. Es desagradable escuchar tantas voces mentirosas, tantos seres sin rostro. Me he acostumbrado tanto a estar sola. A veces el viento se impulsa y se abalanza sobre nosotros como si existiera en su gesto una caricia invisible y necesaria. Sigo conteniendo en mi alma la oscuridad que maldice y el rechinar de las ramas me cautiva ahora con la precisión de su movimiento. Seguiré esperándote, antes de que el ciclo termine, tú y yo tendremos la opción de acabarnos y sé que prometeremos hacerlo constantemente, durante toda nuestra vida.

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