Entre las sonrisas de mi sueño,
detenidas en un tiempo inexistente
aparecen los colores de tu rostro
con traviesa armonía.
Se adivina silenciosa
la transparencia de tus abrazos,
tentando a las pequeñas caminatas
a seguir un curso incesante.
Se hace infinita tu presencia,
magnífica, perfecta.
Los instantes se desvanecen
con frecuencias ínfimas, lacónicos como miradas.
En medio de la oscuridad,
el sonido de tu respiración distrae a mis miedos,
les sugieres que me abandonen en tus brazos.
Y mis miedos se van.
La grandeza de tus ojos
se hace cómplice con el tono de los míos,
se reúnen en una dimensión superior,
y ambos podemos sentirlo.
Quiero estar de nuevo en ese punto,
en donde el retorno es impensable,
el futuro es imprevisto,
y el presente no es suficiente.
Me gusta permanecer a tu lado.
Me gusta que permanezcas junto a mí.
Me gusta el secreto que ocultamos,
me gusta nuestro misterio, así, ahora.