Me gusta cuando tu piel le habla a la mía. Le dice cosas en silencio, le susurra secretos, le confiesa miedos y esperanzas. A veces incluso, hablan en voz tan alta que la única opción que queda es apagar el espacio externo a nosotros. Se construyen un templo de paredes infinitas, y se quedan contenidas adentro.
Me gusta que tu piel bese a la mía y que la mía adore tanto a la tuya. Y viceversa. Me gusta el contraste de los colores que la capa externa de ambos juega a combinar con seductoras coincidencias. Me gusta el cóctel de temperaturas que consumimos a diario cuando rozamos nuestras manos y las dejamos ser. Me gusta convertirme en una persona transparente, para dejarte ver la sinceridad de mis apreciaciones y percibir sin preceptos las tuyas.
Me gusta inspirarme en ti, pensarte, y volver a hacerlo cuando se me antoje. Me gusta que tu imagen llene mi mente. Me gusta aprenderte de memoria, para luego recordarte y construirte de nuevo, constantemente. Me gusta brillar al transportarme a tu lado, al sonreír ahora retando desafiante a la lejanía que permanece. Me gustas tú entre todo lo demás, más que nada, más que todo.
Me gusta el atardecer que se levanta ufano frente a mis ojos, y se hace amante de las olas mientras acaricia su violencia. Me gusta pensar en ti. Eso me gusta.
(Acompañamiento:
Björk - Come to me)
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