Feroz. Es la crueldad del vacío lo que inspira la soledad. Dentro de mi corazón eres mío, desde antes de nacer. Haces parte de mi naturaleza, de mi alma beata, de mi espíritu devoto, misterioso. Tiendes tus brazos, e intento llegar a ellos antes de apagarme. De alguna manera te veré, creceré contigo a través de cada sonrisa, de cada latido. Soñarás cada noche con tu esclava, te condeno para siempre, tal como yo me he culpado. Atada a ti inmortalmente. Sin notarlo, yo soy quien absorbe tu vida, tus pasos. He tenido suerte al verte así, de frente. Me pertenecen tus descansos, dueño de mi historia. No hay nada más. Tú y yo, resurgiendo de las cenizas más oscuras que el ébano, tocando sigilosamente con flechas de acero tu armadura para clavar una sentencia en mi pecho. Tus ojos, más que azules por la inmensidad de tu universo, guían mis pasos. Espérame antes de destruir tu apariencia en el talante nocturno de las estrellas. Es el vacío lo que me inspira para amarte.
No te asustes.
No te asustes.