Desierta

A menudo sueño con la muerte de los seres que amo. Me pregunto qué significa. No me gustan esos sueños. Me pregunto si es esto suficiente. Divago, porque los golpes del alma duelen, no pueden disimularse, y aprietan. No me permiten respirar. Ahora es cuestión de ocultarme tras una sonrisa, como siempre. Ya no debo creer en la magia universal que invade los corazones puros. Ignoro qué hay en la mente. Podría desesperarme, mostrar mi significativa debilidad, yacer en mi infierno, sola, escondiéndome de ti y de tus sombras. Aunque no es eso lo que quiero. Prefiero algo distinto, pero el tiempo no se ha mostrado conforme. Siento un invierno sumiso clavado en mi espíritu, tengo en mi presente, ideas locas, llenas del silencio que exhalan las rosas con sus espinas. Las mismas que hieren con esa delicadeza exquisita. Volveré a mi agujero, de todos modos, allí llevo cada cosa que encuentro magnífica, tu esqueleto, tus labios. ¿Cómo mostrar una verdadera apariencia, cuando es la esencia quien origina la revolución interior?. Morir o matar. La dualidad beata que enreda con sus manos a los asesinos y las víctimas, ésa es la fuerza de mi ser, ése es el estilo que he de recoger y propagar a mi alrededor. Encuentro mis venas un mundo algo confuso. Cada camino que ellas han de seguir, llevando el veneno poderoso que irradian las lágrimas secas, quemándome por dentro, en sus cavidades, lavando mis pecados y dejando todo tras de sí. Tomas un pedazo de cristal roto, lo besas.

(Acompañamiento:
Lamb - Gabriel)