Friday, February 17, 2006

Lid

¿Por qué me torturas? Quisiera verte ahora para siempre, cerca o lejos. Me contento con saber de ti sólo lo que tus ojos me han dicho. Ya no tienes ojos. No puedes ver. He terminado de exprimirlos con mis uñas. Ahora eres metálico y tienes hoyos en vez de pupilas. Quiero un poco más de ti.

En mi visión, tus manos estaban atadas con seda. Enredadas en una maraña de desperdicios, tus uñas flotaban. Tus rasgos iban desvaneciéndose lentamente. Te espiaba. Un ángel dorado tomó con sus alas una caricia de tu rostro. La robó. Tenías la mirada triste con la cual te conocí. También el rojo escarlata en tus fríos labios era aún más intenso. No eras perfecto, sino hermoso.

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