Pero, ¿qué esperabas ver si habías acabado en mis ojos el color? Destruiste sus tonos avellana, agrietaste la esperanza. Creo que no permití que nadie me hiriera antes. Entendí un poco tarde que nunca habías amado, nunca, pero quizá siempre había existido tu etérea presencia en la mitad de esta angustia.
Aunque no te puedo descubrir oculto tras mis sombras, he intentado enterrar mi vida entre tus manos. Eso dije antes de dar la vuelta y decir adiós. No me digas entonces porqué sufres.
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