¿Tendría yo, aún hoy, interés en ver más allá de lo que me has mostrado? ¿Soportaría mi espíritu la ausencia de sonidos en tu garganta? ¿Por qué no puedo recordarte sin sentir que se me escapa el alma?. Tal vez no has de ser tú, sino yo, quien cuando llueve ama que la lluvia aplaste sus pasos y se lleve refundida en su presencia mis lágrimas. Mis culpables lágrimas. ¿Habría yo seguido igual sin haberte conocido? ¿Será necesario hablar? No lo sé. Siento golpes anclados en el corazón, como cazadores, atraviesan mi mente y me derrotan. Hace ya mucho tiempo que dejé atrás la felicidad, y me convertí en la compañera inquebrantable del destino. De ese que no existe, del mismo que no se alimenta ni grita, de aquel caminante lleno de misterios. No es sólo el mundo lo que me molesta ahora. Es la banalidad que habita en él. Es el vacío que ocupa los sentimientos de las personas, soy yo. ¿Crees que volveré algún día a pensar en mí y no sólo en los demás? Yo sé qué siento, y me duele no poder manejarlo. Aún no lo sé. Yo amo con mi amor nocivo, que me hace desear la muerte del ser amado, porque siento que es un derecho casi divino, dar gracias y no ser castigada. ¿Piensas que alejarme es la solución?. Sé que no existen tristezas infinitas, lo entiendo bien. Yo he experimentado el dolor más grande con la pérdida de mis amigos. La pérdida real, física, la ausencia terrenal de esas tres almas. A ti te escribo, a ti, que como el aire, sufres mis penas y las lamentas. A ti te escribo, porque no sé, si tendría yo, aún hoy, interés en seguir adelante sin tu presencia.
(Acompañamiento:
Placebo - Holocaust)
Placebo - Holocaust)
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