Tuesday, December 06, 2005

Teoría de secciones

He estado clavando agujas en mis manos. Las enterré profundo, tanto como todos mis errores me lo exigían. Palpitaban las venas que ansiaban el castigo merecido, guiando encantadas las delgadas espinas hacia mi cabeza y mi corazón. Una melodía silenciosa y triste se esparce por todo mi cuerpo, haciéndome tiritar con su deprimente sonido, a la vez que sus notas tan faltas de sentido común describen mi vida. Creo que pierdo la razón, en mi oscuridad estoy sola queriendo alejarme de mí. La tortura me acompaña ahora, creo que quiere algo más de mi vitalidad corregida.

Derrotada. Estoy destrozada. Al igual que mis funestos pensamientos. No puedo remediarlo. Debo pensar ahora en lo que soy y lo que dejé atrás por lograrlo. Hay muchas lágrimas, me nublan la visión y me roban la alegría disfrazada. Quisiera creer en lo que mis ojos ven, en las palabras que no sé decir, en lo que guarda el mundo. No es tan tarde después de todo. Aún queda la profundidad del dolor clavado en mi cerebro, causa de un sufrimiento disimulado y vívido. Esta vez, el saber acerca de mis culpas me hiere.

Se acabó. El tiempo ha concluido. No existe en la tierra ningún lugar visible que requiera la presencia de algunos seres. Aunque yo siento que necesito encontrar algo más. La otra parte. En este paraje no hay medicinas, no hay antídotos para eliminar el veneno. Contra el mundo he fingido las esperanzas remotas de un pasado frustrado y el corazón comienza a latir distinto, sin interés, sin fuerza. Quiero experimentar definiciones acertadas, encontrar una respuesta falsa y una verdadera. Celebrar con mis misterios el haber olvidado todo. Aprisionada y sometida con las tres espadas del dolor. Vislumbrando el último asesinato, el tuyo. Quería untar mis labios con tu linfa, eso soñé. Me desperté asustada.

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